
En estos días, entiendo que el Señor me llevó a meditar en la necesidad que tenemos como Iglesia, es decir como Cuerpo de Cristo, de volver a vivir la Plenitud de todo lo que Jesucristo tiene para nosotros.
Me refiero a vivir de tal manera, que nuestra Plenitud como seres humanos, este en nuestra relación con Jesucristo, de forma tal, que no tengamos necesidad de buscar otras incentivos para estar plenos.
Toda nuestra sociedad, es decir, todo lo que nos rodea, esta cambiando rápidamente y lo está haciendo en una dirección opuesta a lo que Dios quiere.
Y esto seguirá en esa dirección y cada vez más rápido.
Dios ya lo dijo. Y su Palabra se cumple indefectiblemente.
Así que estos cambios, no nos pueden sorprender..
Por el contrario, debemos estar alertas, conociendo la Palabra de Dios y los tiempos que nos toca vivir.
Los científicos han descubierto (y lo han enunciado en una Ley física) que el Universo tiende al desorden y este desorden se incrementa con el tiempo…
Es que toda la creación como dice Romanos 8.20-21 fue sujeta, esclavizada a la corrupción del pecado y esto naturalmente produce desorden en todos los órdenes.
Y el ser humano sin Cristo, como parte de la creación, también tiende al desorden, por la corrupción del pecado.
El libro de Jueces lo describe así…
Jueces 21:25 /NBLA
En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos.
Vemos claramente, como se describe una sociedad “desordenada”…
Una anarquía.
Donde cada uno hacía lo que le parecía bien según su propio criterio.
Y esto era así porque no había quién pusiera orden.
Y hoy, lamentablemente, en gran parte de mundo, de nuestra sociedad, esto sigue así.
Para quienes no reconocen a Jesús como su Rey y Señor…
Entonces… cada uno hace lo que le parece…
Cabe una aclaración… Dios está hablando de Orden. No está hablando de Uniformidad.
Cada uno de nosotros somos distintos. Dios nos creó así.
Pero esto no implica que por ser distintos, podemos vivir como se nos da la gana…
El Reino de Dios trae el Orden de Dios a cada vida.
Y este Orden de parte de Dios para nosotros es lo mejor que nos puede pasar…
Así que por un lado tenemos un mundo que a todo nivel tiende al desorden…
Y por el otro existe un remanente, un grupo de hombres y mujeres que han reconocido a Jesús como su Rey y Señor y que por lo tanto han sido cambiados o transformados sobrenaturalmente por Dios, de tal manera que ya no están atados a la corrupción del pecado y que en lugar de tener la inclinación al desorden, Dios está ordenando sus vidas, alejándolos cada día mas del desorden natural.
Esto es la Iglesia de Cristo. Esto es lo que somos.
Un remanente escogido por Dios que camina en dirección opuesta al desorden imperante.
Por lo tanto, sabiendo lo que somos, sabiendo lo que Cristo hizo por nosotros, sabiendo que el Propósito de Dios es que cada día nos alejemos un poco más de ese desorden y nos acerquemos un poco más al orden de Dios, es decir, a parecernos cada día más a Jesús…
No podemos ni debemos dejar que nadie ni nada nos distraiga y nos confunda del Propósito de Dios para nuestras vidas…
Colosenses 2.8-10
8 Tengan cuidado de que nadie los distraiga o intimide en su intento de alejarlos de la plenitud de Cristo fingiendo estar llenos de sabiduría cuando están llenos de interminables argumentos de lógica humana. Porque operan con juicios humanistas y nublados basados en la mentalidad de este sistema mundial, y no en las verdades ungidas del Ungido.
9 Porque él es la plenitud completa de la deidad que vive en forma humana.
10 Y nuestra propia plenitud ahora se encuentra en él. Estamos completamente llenos de Dios a medida que la plenitud de Cristo rebosa dentro de nosotros. ¡Él es la Cabeza de cada reino y autoridad en el universo!
Antes de entregar nuestras vidas a Cristo estábamos muertos espiritualmente y esclavos del pecado, en el reino de las tinieblas.
Pero Dios, por su Gracia, nos salvó y nos trasladó al Reino de su amado hijo Jesucristo.
Dios nos salvó para que dejemos atrás todo desorden y vivamos en la Plenitud del Espíritu de Dios, en la Plenitud de Cristo.
¿Es posible que hayamos perdido un poco el rumbo?
¿Es posible que hayamos dejado que nos confundan y nos distraigan?
¿Es posible que hayamos perdido de vista el propósito de Dios para nuestras vidas?
Cuando algo de esto pasa, en lugar de seguir buscando de Dios, buscamos otras cosas.
Dios lo expresa así en su Palabra:
Jeremías 2:13
»Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propios pozos, pozos rotos que no retienen agua.
En lugar de buscar a Dios, nos dejamos engañar y distraer.
Comenzamos a hacer tesoros en la Tierra y no tesoros en los Cielos.
En un primer momento es posible que de alguna manera hayamos calmado nuestra sed… pero tarde o temprano, estos pozos que nosotros mismos cavamos, se quedaron sin agua y como consecuencia, la sed vuelve a surgir… y entonces volvemos a cavar otros pozos y el circulo volverá a repetirse…
Dejándonos sin nada, vez tras vez…
Jesús lo dijo de esta manera, al encontrarse con la mujer samaritana:
Juan 4:13-14 /NBLA
Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna».
“Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed…”
Cualquier “agua” que se busque para saciar la sed del ser humano, nunca saciará completamente la sed. Es posible que al principio logre confundirnos y aparentemente saciarla… pero tarde o temprano, se volverá a tener sed.
El ser humano puede intentar reemplazar lo que Dios da.
El enemigo puede querer imitar y así engañar al ser humano, ocupando el lugar de Dios.
“…pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás…”
Pero nada ni nadie se puede igualar a Dios, su Vida, su Salvación, su Provisión, su Gracia, su Perdón, su Paz, su Transformación, …
“…sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna”:
Y no sólo saciará nuestra sed sino que lo que Cristo nos da, se convertirá en nosotros en una fuente. Un manantial de agua de vida que salta para vida eterna.
Qué maravillosa imagen!
Cristo no sólo calma nuestra sed sino que nos convierte en manantiales de agua de vida para que por medio de nuestras vidas, seamos el medio por el cual el agua de vida calme la sed de los que nos rodean.
Y este “manantial de agua viva” es el Espíritu de Dios que trae la Plenitud de Dios a nuestra existencia.
El mundo, el universo, día tras día, se va desordenando más.
La corrupción avanza.
El pecado avanza.
Pero hay un remanente que Dios ha escogido para frenar el desorden, la corrupción y el pecado.
Esto es lo que somos.
Como dijo Jesús. “Ustedes son la Sal de la Tierra”.
La Sal que impide la corrupción, la podredumbre.
Dios te escogió, me escogió, nos escogió para que muchos sean salvos de la muerte eterna, de la corrupción del pecado.
Necesitamos replantearnos nuestras vidas.
¿Hacia dónde estamos caminando?
¿A quién estamos siguiendo?
¿De qué fuente estamos bebiendo?
Dios ha provisto para sus hijos, la libertad de todo tipo de esclavitud.
Pero para poder experimentarla, debemos volvernos a Él.
Volvamos a Cristo.
Dejemos atrás todo error y todo tipo de vida religiosa.
Volvamos a la sencillez del evangelio.
Arrepintámonos de nuestros caminos y volvamos al Señor.
Volvamos a hacer las primeras obras.
Reconozcamos a Cristo como nuestro Rey y Señor y él nos traerá de su libertad.
Como dice
Isaías 10:27 /RV60
Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.
Claramente hay una promesa de Dios.
Promesa de liberación.
La libertad de la esclavitud del pecado y aún de las ataduras de Satanás y sus demonios es posible cuando dejamos que la Unción del Santo obre en nuestras vidas.
Cristo es el Ungido de Dios.
Cuando anhelamos la Plenitud de su Espíritu y dejamos que su Espíritu Santo llene nuestras vidas, entonces su Unción, viene sobre nosotros y esta Unción que no es más que la vida de Cristo viviendo plenamente en nosotros por medio de su Espíritu Santo, nos libra de toda esclavitud, atadura y opresión.
Como decía…
- Volvamos a Cristo.
- Volvamos a la fe sencilla.
- Volvamos a sus pies.
- Pidamos perdón de nuestros pecados.
- Arrepintámonos de nuestros malos caminos.
- Creamos como niños en todo lo que la Palabra de Dios nos dice.
- Pidamos con Fe, sin dudar.
- Y el Señor nos llenará de su vida, de su presencia y retomaremos así la Senda de la Vida.
- El camino de Victoria que el tiene preparado para sus hijos.