Que hermoso que es ALABAR y ADORAR al Señor.
Y esto es así, porque ALABAR y ADORAR a nuestro Señor, es estar en el centro de la voluntad de Dios.
Cuando ALABAMOS y ADORAMOS, estamos cumpliendo el PARA QUÉ de nuestra existencia.
Digo esto, no porque me parece o porque me gusta cantar o me gusta la música…
Sino porque las Sagradas Escrituras lo afirman…
En Efesios 1.5–6 y 11–12 la Palabra de Dios nos dice claramente que Él nos predestinó para ser adoptados como sus hijos y que como hijos hemos recibido su herencia con el propósito de que seamos para “alabanza de su gloria…”.
Cuando ALABAMOS, nuestra boca, nuestro cuerpo, lo que somos, expresa gratitud y reconocemos que Dios es bueno con nosotros, y que todo lo que tenemos lo hemos recibido por pura gracia de parte de ÉL.
Al Alabar, nos enfocamos en Dios, en sus beneficios, en sus bondades, en su misericorida, en su Amor.
Por otro lado… ADORAR es más profundo que sólo cantar… aunque las canciones nos ayudan en nuestra Adoración.
Es que ADORAR es ENTREGAR.
Y si no hay ENTREGA, no hay ADORACIÓN.
Romanos 12.1 /TPT
Amados, ¿cuál debe ser nuestra respuesta adecuada a las maravillosas misericordias de Dios? Entregarse a Dios para ser sus sacrificios vivos y sagrados. Y vivir en santidad, experimentando todo lo que deleita su corazón. Haciéndolo, esto se convertirá en la genuina expresión de adoración.
¿Deseamos ADORAR a Dios de una manera genuina?
Entonces debemos entregar todo lo que somos al Señor… de esta manera, nuestra ADORACIÓN se convertirá en algo agradable a Dios…
Pero… hay algo aún más interesante para meditar…
Cuando entregamos… no estamos ENTREGANDO algo que es nuestro…
Cuando ADORAMOS, estamos entregando algo que le pertenece a Dios.
Entonces ADORAR es también de alguna manera reconocer que le pertenecemos a Dios…
1 Corintios 6:19-20 /NBLA
19 ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos?
20 Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios.
Hemos sido comprados por la SANGRE DE CRISTO.
Ya no nos pertenecemos a nosotros mismos.
TODO LO QUE SOMOS LE PERTENECE A DIOS.
Absolutamente TODA nuestra existencia le pertenece a Dios.
Pero aún así, en su infinita misericordia y paciencia… el no nos obliga…
Podría hacerlo… pero no es parte de su carácter.
El es la AUTORIDAD SUPREMA de todo lo que existe… de lo que vemos y de lo que no vemos…
Pero no es AUTORITARIO, por lo tanto, Él no obliga.
Es por esto que aunque le pertenecemos… el nos insta y espera que nos ENTREGUEMOS al Él en ADORACIÓN.
Y cuando lo hacemos, todo nuestro ser RESPLANDECE… se llena de Dios… y el propósito para el cual hemos sido creados… se va completando en nosotros…
Cuando entendemos esto, y lo comenzamos a realizar, muchas de las cosas que nos aquejan, que nos lastiman, que nos frenan, que nos hacen retroceder en la vida … desaparecen…
Cuando ADORAMOS, es decir, cuando NOS ENTREGAMOS a Dios… crecemos espiritualmente, maduramos y nos parecemos más a Cristo.
Cuando ADORAMOS, somos llenos de Cristo. Su Espíritu nos llena, nos satisface, nos ministra, nos libera, nos sana.
Es su VIDA viviendo a través de la nuestra.
Cuando ADORAMOS, volvemos al lugar donde debemos estar.
Y cual es este lugar… es la CRUZ.
En el antiguo pacto, los sacerdotes sacrificaban animales… en el Altar del Sacrificio…
En la Cruz, Jesucristo fue sacrificado UNA VEZ Y PARA SIEMPRE… por nuestros pecados…
Ya no necesitamos más sacrificios de animales por el pecado…
Pero cuando nos entregamos a Dios, nos identificamos con la muerte de Cristo.
Entonces, su muerte se convierte en mi muerte…
Para que su resurrección se convierta en mi nueva vida…
Y para que esta Nueva Vida, sea una realidad en nosotros, todos los días… es necesario que todo nuestro ser sea crucificado con Cristo.
Pablo dijo…
Gálatas 2.20 /TPT
Mi antigua identidad ha sido co-crucificada con Cristo y ya no vive. Y ahora la esencia de esta nueva vida ya no es mía, porque Cristo vive su vida a través de mí. Somos uno con él, y él vive en nosotros. ¡Mi nueva vida está fortalecida por la fe del Hijo de Dios que me ama tanto que se entregó por mí, concediéndome su vida en la mía!
Queremos dejar atrás nuestras caídas recurrentes…??
Queremos madurar en el Señor??
Deseamos avanzar y ser más parecidos a Cristo??
Anhelamos experimentar el PODER de su RESURRECCIÓN y ver sus manifestaciones en nosotros y a través nuestro???
Queremos ver la Gloria de Dios???
Debemos practicar la ADORACIÓN todos los días de nuestra vida…
Esto es… debemos entregarnos totalmente al Señor cada día.
El Señor nos dice:
Lucas 9:23-24 /NTV
23 Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme.
24 Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás.
El Señor venció por nosotros y nos ofrece su victoria, para que nosotros vivamos en victoria…
Pero no hay atajos.
No hay otra alternativa que “TOMAR LA CRUZ CADA DÍA Y SEGUIRLO”.