Hoy recordamos y también celebramos la obra de Jesucristo.
Todo lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz.
En su muerte y por supuesto en su victoria sobre la muerte. En su resurrección.
Por eso también celebramos.
Porque el venció.
Venció sobre el pecado, porque nunca pecó.
Las Sagradas Escrituras así lo expresan:
2 Corintios 5.20 /TLA
Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo.
Venció también a la muerte y por consiguiente a quién tenía en su poder el imperio de la muerte.
Hebreos 2.13 /TLA
Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Sólo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder para matar a hombres y a mujeres.
Por esto también celebramos. Porque su resurrección es la muestra, la demostración de su victoria sobre Satanás y sobre la muerte.
Y también es la demostración de que el Sacrificio por nuestros pecados, por nuestras vidas, fue aceptado por Dios el Padre.
Esto es maravilloso, y nos hace muy bien recordarlo.
Tenerlo muy presente cada día de nuestra vida.
A cada momento, cuando vienen las pruebas y también las tentaciones, recordar lo que Cristo hizo por nosotros, nos fortalece y nos da la esperanza de victoria sobre lo que estamos viviendo.
No es sólo un hecho del pasado el que recordamos y que quedó en el pasado…
Es un hecho que tiene vigencia hoy para vos, para mí, y para todo aquel que cree en Cristo.
Lo que Cristo logró por nosotros, es para todo aquel que cree.
Y así seguirá siendo hasta que Jesús vuelva a buscar a su iglesia.
Porque el Señor vuelve. El vuelve a buscar a los suyos.
No se sabe el día ni la hora.
Nadie lo sabe.
Dice la Palabra de Dios:
Mateo 24:35-36 /NBLA
35 El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán.
36 »Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
No sabemos cuando, pero Jesús vuelve a buscar a su Iglesia.
Y como será la Iglesia que viene a buscar…
Efesios 5:25-27 /NVI
25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable.
Una iglesia radiante, sin mancha, ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable!
Colosenses 1:21-23 /NBLA
21 Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras, 22 sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él.
23 Esto Él hará si en verdad permanecen en la fe bien cimentados y constantes, sin moverse de la esperanza del evangelio que han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
Santos, sin mancha e irreprensibles.
Esta es la Iglesia que viene a buscar.
Y por un instante, viene el pensamiento: “entonces yo no estoy en esa iglesia…”
Porque todavía luchamos con nuestras debilidades.
Todavía, nos vemos con manchas.
Todavía vemos nuestros errores y equivocaciones.
Todavía nuestras arrugas y cosas semejantes estan a la vista…
Pero amados… dice el Señor en su Palabra
2 Corintios 5:7 /NBLA
(Porque por fe andamos, no por vista.
No es por lo que vemos sino por lo que Dios dice.
Estamos en Cristo no por obras, sino por fe.
Así que debemos afirmarnos nuestra vida en lo que Dios dice y creer.
Y este creer, esta fe es la que nos mantendrá aferrados a Cristo.
Es lo que recién leíamos…
Colosenses 1:23 /NBLA
Esto Él hará si en verdad permanecen en la fe bien cimentados y constantes, sin moverse de la esperanza del evangelio que han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
Quién va a hacer que estemos preparados para la venida del Señor.
Quién se encargará de que estemos “bien planchados”, sin mancha ni arruga ni cosa semejante…
Cristo. Sólo Cristo.
¡A Él sea la Gloria! SÓLO A ÉL.
Pero para que esto sea una realidad, debemos permanecer en la fe.
Bien cimentados… es decir bien afirmados, bien enterrados en la Roca que es Cristo.
Y constantes, sin dudar, sin movernos de esta esperanza.
Nuestra vista nos puede engañar… pero si estamos en Cristo, si estamos afirmados en Él, en su Palabra, en sus Promesas.
Si nos ocupamos diariamente de afirmar nuestra vida en esta fe.
Entonces Dios lo hará posible…
Porque así dice su Palabra:
1 Tesalonicenses 5:23-25 /NBLA
23 Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es Aquel que los llama, el cual también lo hará./TPT
23 Ahora, que el Dios de paz y armonía los aparte de toda maldad, haciéndolos completamente santos. Y que todo tu ser, espíritu, alma y cuerpo, se mantenga completamente impecable en la aparición de nuestro Señor Jesús, el Ungido. 24 El que os llama por vuestro nombre es digno de confianza y completará su obra en vosotros.
Amados, el Padre se comprometió con nuestra Salvación.
Dios hizo un Pacto con nosotros.
Y NO LO QUEBRANTARÁ.
Porque su PACTO ES INQUEBRANTABLE.
Hebreos 10:15-17 /NBLA
15 También el Espíritu Santo nos da testimonio. Porque después de haber dicho:
16 «Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré Mis leyes en su corazón,
Y en su mente las escribiré», añade:
17 «Y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades».
Sigamos permitiendo que el nos santifique cada día un poco más.
Sigamos buscando su rostro.
Sigamos exponiéndonos a su Luz para que el siga transformándonos.
El nos viene a buscar.
Y nos está preparando para ese día.
El quiere prepararte…
¿Vos querés?