Unas semanas atrás, hice un comentario que hoy me gustaría retomar.
El Salmo 22.3 dice:
SALMO 22.3 /NBLA Sin embargo, Tú eres santo, Que habitas entre las alabanzas de Israel.
“HABITAS”: del Hebreo “yâshab” que significa, habitar, permanecer, sentarse, quedarse, tener una morada para habitar, sentarse para gobernar.
Y compartía que la idea detrás de esta palabra “habitar” es, que cuando nuestro Dios escucha una Alabanza de corazón, Él se acerca y decide quedarse, permanecer, hacerse un lugar para sentarse.
Si hay un lugar donde a Dios le agrada sentarse y quedarse a vivir, es en medio de las Alabanzas de sus hijos.
La versión NTV traduce de esta manera el mismo versículo 3:
SALMO 22.3 /NTV
Sin embargo, tú eres santo; estás entronizado en las alabanzas de Israel.
Es que como Rey de todo el Universo, donde se sienta Dios, se convierte en su Trono.
Cuando le alabamos de corazón, no sólo estamos alabando su Nombre sino que construímos un Trono para que Dios reine en ese momento, esa situación, esa circunstancia.
Esta es una de la razones por las cuales es tan importante alabar a Dios en todo momento.
Aún en los momentos de mayor dificultad.
Alabar a Dios, es INVOCAR su persona.
No es que Él no esté… sino que nosotros no nos damos cuenta de su PRESENCIA y COMPAÑÍA…
Entonces al comenzar a alabarle, somos conscientes de que él está.
INVOCAR es llamar, es invitar.
Cuando Alabamos a Dios, le estamos llamando, le estamos invitando a ser parte de lo que estamos viviendo, de lo que estamos atravesando.
Que maravilla es poder entender un poco más lo que significa ALABAR a Dios.
Dios el Padre prometió: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”…
Y Jesús dijo: “y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
Dios está con nosotros cada día y a cada momento.
No importa donde estemos.
No importa como estemos.
El nunca nos dejará ni nos abandonará…
Pero aún así, es posible que no lo tengamos en cuenta… y aunque tengamos a Dios a nuestro lado… enfrentemos lo que sea, como si Él no estuviera…
Es por esto también, que es tan importante la Alabanza en todo momento y circunstancia.
Porque la Alabanza, nos hace conscientes de la compañía, de la presencia, de la ayuda, de nuestro amado Dios.
Se cumple una vez más la profecía de Isaías, donde al hablar de Jesús, dijo: “Y le pondrán por nombre EMMANUEL”… que significa, DIOS CON NOSOTROS.
Dios ya no está lejos.
No es que tenemos que venir a un lugar especial para encontrarnos con Él.
Dios está EN NOSOTROS y CON NOSOTROS.
“SEÑOR ABRÍ NUESTROS OJOS ESPIRITUALES PARA QUE SEAMOS CONSCIENTES DE ESTA REALIDAD”
A propósito de esta cercanía…
El miércoles, pensando en el Encuentro de Oración recordé el siguiente pasaje:
Mateo 18:19-20 /NBLA
19 »Además les digo, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por Mi Padre que está en los cielos.
20 Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos».
Jesús les dijo a sus discípulos: “Yo voy a estar en medio de ustedes si se reunen en mi nombre.”
El prometió que si nos ponemos de acuerdo y acordamos juntarnos con otro hermano para compartir de lo que el Señor está haciendo en nuestras vidas, para charlar de su obra, para orar los unos por los otros… entonces el Señor dice: “yo no me quiero perder ese encuentro…” — “si se juntan… no me dejen afuera… cuenten conmigo… yo voy a estar con ustedes…”.
En su infinito Amor, una vez más Jesús, nuestro Rey y Salvador, quiere ser parte de nuestras vidas.
Y no sólo Él quiere estar presente… sino que también quiere participar, quiere sumar su aporte…
Porque digo esto…
Hebreos 7:25 /NBLA
Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.
Romanos 8:26 /NBLA
De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
El Señor no sólo está presente cuando nos reunimos en su Nombre… sino que también se suma a nuestro CLAMOR, a nuestra ORACIÓN, a nuestra ALABANZA.
Que maravilla! Qué hermoso!!!
Cuando meditaba en todo esto, me venía la imagen de cuando uno está hablando con otro y quiere expresar algo y no encuentra la palabra justa, la palabra adecuada… y entonces el otro, el que está con nosotros, con quien estamos hablando… nos ayuda a expresar lo que queremos decir…
Nos dice la palabra que estabamos buscando y no encontrábamos…
De la misma manera, nuestro amado Señor, está con nosotros, en cada momento para ayudarnos en nuestra debilidad.
Para ALABAR con nosotros.
Para ORAR Y CLAMAR con nosotros.
El es nuestro Ayudador.
El Señor por medio de su Espíritu Santo que está en nosotros es nuestro “parakleto”… aquel que viene a ayudar al que no puede.
Que hermoso es entender la cercanía de Dios en cada situación.
Que hermoso es entender que cada vez que nos reunimos en el Nombre de Jesucristo, él se reune con nosotros.
Y si él se reune con nosotros, la bendición está asegurada…
Pero debemos ser conscientes de esto.
Y si lo hacemos… nuestro amado Dios por medio de su Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo, traerá bendición y vida eterna… como dice el Salmo 133.
Teniendo en mente todo esto… cobra otro sentido el pasaje del Salmo 42 que dice:
Salmos 42:11 /NBLA ¿Por qué te desesperas, alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues lo he de alabar otra vez. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!
¿POR QUÉ TE DESESPERAS OSCAR?
¿POR QUÉ TE ANGUSTIAS, POR QUÉ TE DESANIMAS, POR QUÉ ESTAS PREOCUPADO, POR QUÉ ESTÁS TAN TRISTE?
ESPERÁ EN DIOS…
Y ALABALO OTRA VEZ…
PORQUE EL ES TU SALVADOR!