Para los habitantes del medio oriente, comer y beber en la mesa de alguien era mucho más que sólo alimentarse…
El participar de la misma mesa, creaba un vínculo de lealtad mutua y comunión …
Los lazos se estrechaban de tal manera que pasaban a ser parte de la familia.
En las Sagradas Escrituras hay pasajes que nos hablan de esta costumbre…
El primer pasaje que vino a mi memoria fue el de 2 Samuel 9…
1 Entonces David dijo: «¿Hay todavía alguien que haya quedado de la casa de Saúl, para que yo le muestre bondad por amor a Jonatán?».
2 Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, y lo llamaron ante David. Y el rey le dijo: «¿Eres tú Siba?». «Su servidor», respondió él.
3 Y el rey le preguntó: «¿No queda aún alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios?». Y Siba respondió al rey: «Aún queda un hijo de Jonatán lisiado de ambos pies».
Cuando alguien llegaba a ser rey, la costumbre era matar a todos los descendientes del rey anterior, para asegurarse de que nadie podía disputarle el trono…
Es por esto que Mefiboset estaba oculto.
No sólo tenía temor a que lo maten, sino que además era lisiado de ambos pies…
Es decir, no se podía valer por sí mismo.
Imaginemos por un instante, lo que habrá pensado cuando se dió cuenta que lo habían encontrado y que el rey David lo había mandado a buscar…
Pero en cambio, aquí David, nos muestra cuan distinto es el corazón de Dios al corazón del hombre…
3 Y el rey le preguntó: «¿No queda aún alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios?».
7 David le dijo: «No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa».
13 Pero Mefiboset moraba en Jerusalén, porque siempre comía a la mesa del rey. Estaba lisiado de ambos pies.
¿No te identificás un poco con Mefiboset?
Yo sí…
Aún siendo enemigo de Dios, Dios vino y me reconcilió con Él.
Romanos 5.10/NBLA
Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida.
Dios nos sentó a su mesa, cuando no lo mereciamos.
Nos sentó a la mesa del rey, sólo por su Gracia.
No podiamos y aún no podemos valernos por nosotros mismos… pero Dios que es “rico en misericordia”, por el gran amor con que nos amó, mostró su bondad y nos sentó a su mesa para que tengamos COMUNIÓN eterna con Él.
El otro pasaje que recordaba y que habla de una mesa es el Salmo 23
Salmos 23.5 /RV60
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
/NTV
Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones.
Este es otro el panorama.
Casí una imagen surrealista…
Tratemos por un momento de ser parte de esta imagen…
Guerra.
Destrucción.
Devastación.
Explosiones por aquí y por allá.
Un entorno oscuro y de muerte nos rodea.
Nuestros enemigos, aquellos que nos quieren matar y que traen angustia a nuestro corazón nos rodean…
Pero en medio de todo este panorama…
Nuestro Pastor, nuestro amado Señor, aquel que ha prometido cuidarnos en todo sentido… preparó un banquete para vos y para mí.
En medio de la muerte, la vida.
Esto es lo que nos dice el vs. 5 del Salmo 23
La mesa que el Señor ha preparado para cada uno de nosotros está servida.
Un oasis en medio del desierto ardiente.
La destrucción está a las puertas, pero aquí hay vida.
La guerra puede seguir haciendo ruido alrededor, pero aquí hay paz. Paz de Dios.
Paz que sobrepasa todo entendimiento.
Afuera hay hambre y desnudez… Aquí hay abundancia en todos los sentidos.
La tristeza ronda nuestras vidas como león rugiente a quién devorar… pero en banquete que el Señor preparó, hay alegría hasta desbordar…
Esta es la mesa del Señor. No es nuestra mesa. Es del Señor.
Es una mesa que va más allá de nuestra realidad.
Es una mesa donde renovamos las fuerzas.
Es la mesa de la provisión sobrenatural para seguir caminando…
Es la mesa de la victoria sobre nuestro enemigo.
El quiere matarnos, pero nosotros… “en su cara”… “in your face”… como dicen los norteamericanos… le refregamos la Victoria de Cristo…
Y la última referencia que hoy quiero tomar es la Gran fiesta que nos espera…
Fiesta a la que el Señor hizo referencia por ejemplo en Mateo 26…
…cuando instituyó la Santa Cena… dijo…
Mateo 26:28-29 /NBLA
28 porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. 29 Les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con ustedes en el reino de Mi Padre».
Apocalípsis 19.6-9 NBLA
6 Oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía:
«¡Aleluya!
Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.
7 Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria,
Porque las bodas del Cordero han llegado y Su esposa se ha preparado».
8 Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio,
Porque las acciones justas de los santos son el lino fino.
9 El ángel me dijo*: «Escribe: “Bienaventurados los que están invitados a la cena de las Bodas del Cordero”».
Cuando participamos de la Santa Cena, de alguna manera estamos comenzando a participar de este Gran Banquete que nos espera por la eternidad.
A esta gran mesa se accede sólo por invitación: “Bienaventurados los que están invitados a la cena de las Bodas del Cordero”…
El Señor invita a toda la humanidad, pero sólo los que aceptan su invitación son los que podrán participar de esta mesa.
Otro punto es que los que aceptan su invitación, deben prepararse…
Dice el vs. 7: “Porque las bodas del Cordero han llegado y Su esposa se ha preparado”…
Tomando la imagen de una Boda… nuestro Señor Jesucristo es el esposo y la iglesia, es decir nosotros, somos la esposa…
Pero la esposa debe prepararse para que cuando el esposo llegue, estar lista…
Dios mismo también ha provisto con que se viste…
Es Dios quién nos provee de nuevas vestiduras.
Una vestimenta que ninguno de nosotros podía tener por nuestra propia cuenta.
Esta vestidura es la Nueva Vida en Cristo que hemos recibido por Gracia.
Es la Naturaleza Divina de la cual hablábamos el domingo pasado.
8 Y a ella le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio…
El lino fino, resplandeciente y limpio nos habla de santidad, de pureza…
Es la nueva vestimenta que el Señor nos ha dado…
Es la nueva creación de 2 Corintios 5.17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.
Dios ha preparado una Gran Mesa para sus hijos.
Hoy participamos de ella…
A menor escala…
Pero esta mesa es la misma mesa que nos espera cuando el Señor vuelva por nosotros.
Es una mesa de Bondad, Misericordia, Gracia y Perdón.
Es una mesa de Comunión y de Pacto.
Es una mesa de Paz, de Nuevas Fuerzas, de Renovación, de Alegría y Victoria.
Es nuestro oasis en medio del desierto.
Es la mesa eterna de la cual vamos a participar junto a todos los santos…
Es la mesa a la cual el Señor nos invitó, y al aceptar su invitación, Él mismo nos proveyó de la vestimenta para participar.
Somos bendecidos.
Somos agraciados.
Somos los llamados y los escogidos.
Somos los hijos del Señor…