
El domingo pasado, José Luis, nos compartió la Palabra y nos llamó a DESPERTAR.
A estar alertas de los tiempos en que vivimos.
Alerta de las corrientes que hoy arrastran a toda la humanidad.
Y como decía José, nosotros los hijos de Dios tenemos ventaja.
Porque tenemos a Dios, su Palabra, y la revelación de ella por medio del Espíritu Santo que está en nosotros.
José también preguntó:
¿Discípulos de Quién somos?
Y pensaba que esta pregunta nos la debemos hacer cada día.
Porque de acuerdo a cual sea la respuesta, vamos a actuar, es decir, vamos a vivir.
Y la respuesta va de la mano de a Quién le creemos.
No podemos seguir a quién no le creemos.
Y no estoy hablando de creer que existe o no.
O de creer en lo que hizo o no…
Sino que estoy hablando de si LE CREO.
Y esto lo demuestro cada día y a cada momento, en mi forma de vivir.
Porque si LE CREO A DIOS. SI LE CREO A JESÚS. SI LE CREO AL ESPÍRITU SANTO.
- Entonces, voy a obedecer sus mandamientos.
- Voy a vivir como el quiere que viva.
- Voy a esforzarme por seguirlo.
- Voy a permitir que el me guíe.
- Voy a querer aprender más de Él.
Y esto se cumple para todos los seres humanos en esta Tierra en todos los órdenes de la vida.
Cada hombre y cada mujer vive de acuerdo a estos principios.
Cada ser humano es discípulo de alguien.
Cada ser humano sigue a alguien.
Si no sigue a Cristo, sigue a otro u otros.
Filósofos, Economistas, Políticos, Deportistas, Artistas (actores, cantantes), Youtubers, Influencers…
Esta semana leía Isaías.
Y hay un episodio que me llamó a reflexionar sobre la Fe y a quién le CREO.
Y el capítulo 7 relata un episodio entre el Reino de Israel y el Reino de Judá.
Debemos recordar que después de la muerte del rey Salomón, Israel se dividió en dos reinos.
Israel (10 tribus) con capital en Samaria y Judá (2 tribus) con capital en Jerusalén.
Estos dos reinos coexistieron durante unos 200 años.
Ambos reinos, se fueron apartando paulatinamente del Señor, pero en reglas generales el Reino de Israel fue el reino que más rápidamente lo hizo y quien primero fue conquistado y sus 10 tribus fueron dispersadas… a tal punto que se habla de las 10 tribus perdidas de Israel.
En este contexto, tenemos el relato de Isaías 7, donde el rey de Israel se alía al rey de Siria para conquistar el Reino de Judá.
También tenemos que destacar que durante el tiempo que duró el Reino de Judá, se sucedieron muchos reyes.
Algunos hicieron lo bueno delante de Dios… otros tuvieron buenas y malas y otros realmente hicieron lo malo delante de Dios.
Y Acaz, como dice en 2 Reyes 16, fue uno de estos últimos…
2 Reyes 16:1-4 /NBLA
1 En el año diecisiete de Peka, hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz, hijo de Jotam, rey de Judá.
2 Acaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén; pero no hizo lo recto ante los ojos del Señor su Dios como su padre David había hecho.
3 Anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar a su hijo por el fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que el Señor había arrojado de delante de los israelitas.
4 Y sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
Aún así, frente al intento del Reino de Israel de conquistar el Reino de Judá, Dios manda al profeta Isaías a darle un mensaje al rey Acaz.
Uno podría pensar que este hombre que hizo tantas cosas abominables a los ojos de Dios y aún ante nuestros ojos… no debería tener la oportunidad de escuchar a Dios…
Pero vemos cuan grande es Dios.
Mucho más grande y más misericordioso que lo que podamos imaginar… y que siempre nos busca, aunque hayamos hecho lo peor…
Y Dios le manda a decir a este hombre, que todo el plan que tenían los reinos de Israel y de Siria, no iba a tener éxito (vs. 4-7).
Que tenía que dejar de preocuparse. Que no había porque tener miedo.
Que eran puro humo. Sólo dos carbones apagados. Que ya no podían quemar.
Y que por más que tenían planes… Dios dice: “Esta invasión nunca sucederá,
nunca se llevará a cabo”.
Y al final de este mensaje Dios le dice a Acaz:
- “Si ustedes no lo creen, de cierto no permanecerán.”
- “¿No me creen? Si quieren mi protección, tienen que aprender a creer lo que digo”.
- “Pero si tú y tus oficiales no confían en mí, que soy el Dios de Israel, serán derrotados por completo”.
Y esta advertencia de parte de Dios, realmente me hizo pensar.
¿Dónde estoy parado respecto a Dios y a su Palabra?
¿Realmente le creo a Dios? ¿Creo en su Palabra y en sus Promesas?
Porque como vemos en esta historia, Dios puede hacer todo a nuestro favor… aún a pesar de que no lo merezcamos… pero aún así no creerle…
Y sin Fe, no hay vida espiritual.
Si no le creo a Dios. Si no creo en su Palabra y en sus Promesas, todo lo que Dios puede llegar a mostrarme y aún… hacer por mí… no va a ser de provecho para mi vida.
“Si ustedes no lo creen… de cierto no permanecerán…”
Este año, tenemos una nueva oportunidad.
El dicho popular expresa: “Mientras hay vida, hay esperanza”.
Y en su Gracia, Dios nos está regalando un nuevo año, un nuevo tiempo por delante…
Pero este regalo, lo podemos aprovechar o lo podemos desperdiciar.
Dios ha hecho todo por nosotros. Y seguramente, en este año, seguirá mostrando su presencia, su fidelidad a cada promesa, para recordarnos que Él está.
Pero sin FE es imposible agradarlo.
Y la Fe, se demuestra con obras.
No basta creer.
Debemos creerle y obrar en consecuencia.
Porque…
- A quién le creemos es a quién seguimos.
- A quién le creemos es a quién buscamos.
- A quién le creemos es a quién copiamos.
- A quién le creemos es a quién oímos.
- A quién le creemos es de quién leemos.
- A quién le creemos es a quién adoramos.
- A quién le creemos es quién nos está discipulando.
Otro rey de Judá, pero que hizo lo bueno delante de Dios, y en una situación similar a la de Isaías 7, dijo:
2 Crónicas 20:20 /NBLA
Se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa. Cuando salían, Josafat se puso en pie y dijo: «Óiganme, Judá y habitantes de Jerusalén, confíen en el Señor su Dios, y estarán seguros. Confíen en Sus profetas y triunfarán».
Y Jesús nos dice hoy, lo que le dijo a Marta la hermana de Lázaro, antes de ser resucitado:
“—¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?”.
Volviendo un poco a lo que nos decía José Luis y recordando la exhortación de Pablo en Efesios 5 …
Efesios 5:13-14 /NBV
Pero cuando la luz brilla, pone todas las cosas al descubierto. Por eso se dice:
«Despiértate, tú que duermes; levántate de entre los muertos y Cristo te alumbrará».
Salmos 119:105 /NTV
Tu palabra es una lámpara que guía mis pies
y una luz para mi camino.
Juan 8:12 /NBLA
Jesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida».
Despertemos.
Tomemos una posición de acción, pro-activa y de batalla.
Y creamos todo lo que Dios nos dice en su Palabra.
Y entonces, Cristo alumbrará nuestros pasos y nuestro camino en este nuevo tiempo.